Argazkia. Foku
En un mundo lleno de preguntas sin respuesta, es imprescindible realizar ejercicios de prospección (predicciones) para imaginar los posibles futuros sucesos y retos. A veces las cosas ocurren de repente, sin previsión niguna, como los terremotos; a veces las cosas se aceleran, como los desprendimientos que se forman a causa de la lluvia en la ladera de la montaña que parecía estable; y otras veces van despacio, como en el caso de las piedras desgastadas por los ríos.
Los mismos que han intentado hacernos creer que no hay alternativa quieren hacernos pensar que el futuro va a ser lineal, que las cosas no van a cambiar, que los límites de los estados están esculpidos en piedra, que no hay lugar para nuevos pueblos soberanos, que no hay terremotos, desprendimientos o erosiones en los procesos de liberación de nuestros pueblos.
Si miramos a Europa, podemos concluir que las puertas están abiertas a cambios profundos
A veces los cambios se pueden producir rápidamente y a veces de forma muy lenta, pero se producen; no hay más que ver el artículo escrito por Aimar Etxebarria en estas páginas. En estas páginas también podemos leer las reflexiones de Declan Kearney: en Irlanda, mientras se trabaje, hay posibilidades de cambio.
En nuestro entorno hay indicios de que podemos estar a las puertas de un nuevo ciclo
Pero no solo en Irlanda, sino también en algunos de los países ocupados por el Estado francés: la alianza FLNKS de Nueva Caledonia tiene abierto un proceso de negociación con París, el partido Tavini ha ganado las elecciones de la Polinesia... en nuestro entorno hay indicios de que podemos estar a las puertas de un nuevo ciclo, pero no hay ola que se coja sin remar, y somos nosotros quienes debemos empezar a remar.
No hay bola de cristal, y lo único que está en nuestras manos es trabajar, para que cuando vengan las olas, nuestro país esté lo mejor posicionado posible, y todos los instrumentos a nuestra disposición estén alineados a favor del proceso de liberación nacional. Y, por si acaso, cuando veamos a lo lejos la fuerza de la ola, no olvidemos que hasta las olas más grandes están formadas por pequeñas gotas que provocan desprendimientos y erosionan las piedras.