SINADURAK

Maddi Marco

Sciences Po Tolouse ikaslea

¿La victoria de Lula representará en América Latina una continuación de la nueva “ola rosa”?

2022-10-03
ES   

El conservadurismo nunca antes había aparecido de manera tan explícita en un proceso democrático desde su periodo de redemocratización a finales de los años 80. Es importante destacar que este conservadurismo siempre ha existido en Brasil, pero este ha crecido y se ha diseminado a través de las iglesias evangélicas y el fundamentalismo religioso que predican y entre una clase media golpeada por las crisis económicas y con un miedo irracional a la izquierda de Lula, así como ocurrió en los procesos de ascensión del fascismo en Italia y Alemania.


El ambiente en Brasil es de tensión, de un país dividido y, en general, frustrado e indignado por los dos lados, aunque el bolsonarismo lo demuestra con violencia física y verbal y se han dado casos de peleas y asesinatos por parte de apoyadores de Bolsonaro.

El conservadurismo nunca antes había aparecido de manera tan explícita en un proceso democrático desde su periodo de redemocratización a finales de los años 80. Es importante destacar que este conservadurismo siempre ha existido en Brasil, pero este ha crecido y se ha diseminado a través de las iglesias evangélicas y el fundamentalismo religioso que predican y entre una clase media golpeada por las crisis económicas y con un miedo irracional a la izquierda de Lula, así como ocurrió en los procesos de ascensión del fascismo en Italia y Alemania.

Los resultados del 2 de octubre de 2022 son decepcionantes en todos los sentidos, pues nos deparamos con un Senado mayoritariamente de derechas y de extrema derecha con figuras como Damares, exministra del ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos durante el gobierno de Bolsonaro y defensora del esencialismo de género y de ideas retrogradas en el campo de las luchas identitarias. También resurge Sergio Moro, juez responsable de la prisión parcial de Lula en 2018 y exministro de Justicia de Bolsonaro.

Los resultados entre los jefes del ejecutivo de los gobiernos de los Estados tampoco son favorables, hay una aplastante mayoría de derechas y extrema derecha, como en el caso de Rio de Janeiro donde Claudio Castro, candidato bolsonarista y protagonista de innumerables escándalos de corrupción ha sido reelegido con el 58,61% de los votos sumándose probablemente a la “maldición” del Estado de Rio y siendo posiblemente el 6º gobernador en ir a la cárcel por corrupción.

En lo que concierne a la presidencia del país, Lula que esperaba ganar en el primer turno con el 51% de los votos según el instituto de investigaciones IPEC, acaba con el 48,4% y adelanta a Bolsonaro para el segundo turno, esperando obtener el apoyo de Simone Tebet, tercera colocada, y Ciro Gomes, cuarto colocado de centro-izquierda y polémico a lo largo de estas elecciones al no reconocer la necesidad de apoyar a Lula en un momento de extrema urgencia social y política.

A pesar de Lula haber ganado en número de votos, Bolsonaro obtiene resultados mucho mejores de lo que las encuestas pronosticaban. Acaba con el 43,3%, un 6,3% más de lo esperado, atrayendo para sí a una masa considerable de brasileños dividida entre “antipetistas”, que le apoyan a pesar del gobierno catastrófico de estos últimos 4 años, y a bolsonaristas fanáticos, que preocupan por la violencia que ejercen y las ideas antidemocráticas que defienden.

Pese a encontrarnos en un panorama al borde del abismo, un Lula optimista y carismático declara, durante su discurso al final del recuento de votos, que “la lucha continúa hasta la victoria final” y así lo demostrará durante estos 28 días hasta el 30 de octubre con una incansable campaña electoral  que debe de ser capaz de convencer a una parcela de la población brasileña que sigue dudando de sus promesas y sobre todo de su pasado. Y para eso tendrá que apartarse lo máximo que pueda de las denuncias parciales a las que ha tenido que hacer frente y que le han costado 580 días en la cárcel.

La victoria de Lula representaría en América Latina una continuación de esta nueva “ola rosa” junto a Boric, Petro, Fernández, Xiomara Castro, entre otros. El gran reto del siderúrgico será recuperar un Brasil que ha tenido abandonado durante 4 años a su población más pobre, a los negros, a las mujeres, a la comunidad LGBTQIA+, a sus pueblos originarios, a su fauna y flora, a la cultura y a la ciencia.