Beatriz Ranea Triviño. La Catarata, 2021
En este ensayo se nos presenta la masculinidad como un estatus lleno de privilegios y en constante fiscalización por parte del resto de hombres. Y es que no todos gozamos del mismo estatus, y dependiendo cómo de cerca se encuentren nuestros atributos a los de esa masculinidad hegemónica, nos situaremos en un lugar diferente. Pero, aun entendiendo esas (inter)relaciones de poder, y conociendo nuestro lugar y cotas de privilegio, no debemos perder de vista que, al fin y al cabo, todos los hombres nos situamos en lugares privilegiados.
Si por transformación nos referimos a adecuación al momento, y con nuevo a simplemente renovado, desde luego que no. En cambio, ese andar el camino, ese plantearse algo diferente, amplía nuestra perspectiva y nos da la oportunidad de imaginarnos algo que hoy día no es.
Cada cual ha de plantearse las preguntas adecuadas atendiendo a su posición, pero siendo consciente de esta realidad global. Es este trabajo precisamente una invitación a auto-incomodarnos. Reflexionaremos sobre la pornografía mainstream como elemento disciplinante, sobre el blanqueamiento de la prostitución y el irse de putas, sobre la heterosexualidad como sostén de la masculinidad hegemónica… y mucho más.