ERREPORTAJEAK

Igor Zulaika

EH Bildu nazioarteko zuzendariaren ondokoa

Brexit: La historia inacabada de un viaje con destino incierto

2021-06-23

El 23 de junio de 2016, personas con pasaporte británico votaron a favor de la retirada del Reino Unido de la Unión Europea por un margen del 51,9%. Si considerábamos el Brexit un acicate para esa divergencia creciente entre las naciones, la pandemia ha supuesto la aceleración y profundización de los procesos que ya estaban en marcha.


Foto. Unsplash / Samuel Regan-Asante

 

En Marzo de 2019 mi compañero Ander Larunbe escribió en las páginas del número 3 de Erria un artículo titulado “Brexit:¿De dónde ha llegado y a dónde va?” El artículo, revisado justo antes de salir hacia la imprenta, proponía algunas ideas sobre cómo podría desarrollarse el Brexit y que consecuencias podría acarrear. Era un ejercicio de análisis complejo, la situación era tan gaseosa y cambiante que todo el artículo hubiera podido quedar en papel mojado antes incluso de llegar a imprimirse.

Era muy difícil prever en Marzo de 2019 que la primera Ministra Theresa May acabaría por dimitir en el mes de Mayo y sería relevada por Boris Johnson, quien acabaría convocando elecciones en diciembre y obteniendo una aplastante mayoría absoluta. Esta mayoría absoluta Tory acabó con la dependencia que Johnson tenía del ultraunionista DUP y le permitiría después aprobar un acuerdo por el que el Reino Unido acabaría, tras muchos dimes y diretes, abandonando la Unión Europea el 31 de enero de 2020. Aquel acuerdo evitó la ruptura salvaje, pero no fue ni mucho menos un acuerdo para un Brexit suave.

 

«Lo que no podíamos prever era la llegada de una pandemia que iba a trastocarlo todo y llevar al mundo, especialmente a Europa Occidental, a un escenario de crisis profunda»

 

En aquel artículo avanzabamos que “la ruptura entre diferentes polis en el Reino Unido es patente, con escalas de valores y preferencias políticas cada vez más diferenciadas entre ellas o la diferencia entre las actitudes sociales, económicas o hacia los “extranjeros”, de las poblaciones de las naciones que componen el Reino (des)Unido.”

Lo que desde luego no podíamos prever era la llegada de una pandemia que iba a trastocarlo todo y llevar al mundo, especialmente a Europa Occidental, a un escenario de crisis profunda. Si considerábamos el Brexit un acicate para esa divergencia creciente entre las naciones, la pandemia ha supuesto la aceleración y profundización de los procesos que ya estaban en marcha en cada una de ellas:

 

UK Politics: Scotland's First Minister and leader of the Scottish Nationalist Party NICOLA STURGEON having selfies taken with delegates at Plaid Cymru’s annual conference, held this year at Aberystwyth Wales UK. Keith Morris / Alamy Live News CC BY-NC-ND 2.0

 

Escocia

Desde la perspectiva del SNP el Brexit duro suponía un cambio de escenario que permitía volver a plantear el estatus político de Escocia en el Reino Unido. El amplio rechazo al Brexit en Escocia (62% del voto en contra), el cambio en las circunstancias reales para la población que conlleva el Brexit y el papel central que la pertenencia a la UE jugó durante el referéndum de 2014 constituyen por si mismas razones para plantear un nuevo referéndum desde el punto de vista del SNP.

Además el resultado electoral del SNP en las elecciones de mayo ha sido contundente, solo el sistema proporcional Escocés, diseñado para evitar las mayorías absolutas y mejorar la representatividad, ha permitido a los partidos unionistas mantener su presencia, ya que si el Parlamento escocés utilizase el mismo sistema electoral que el Parlamento Británico, el unionismo tendría 11 parlamentarios de 73, en lugar de los 53 de 129 que han obtenido.

 

«La voluntad escocesa parece clara, pero en Londres hay todavía grandes reticencias y queda por ver como se resuelve este desencuentro»

 

La Primera Ministra Nicola Sturgeon declaró en su toma de posesión que el mandato para un nuevo referéndum está fuera de toda duda y reiteró su intención de convocar el referéndum tan pronto como las condiciones sanitarias lo permitan.

La voluntad escocesa parece clara, pero en Londres hay todavía grandes reticencias y queda por ver como se resuelve este desencuentro, ya que está claro que en Escocia existe una importante mayoría  decidida a celebrar un referéndum, sin ansiedades, siguiendo sus propios ritmos pero sin aceptar ningún veto del gobierno británico.

 

Gales

El país de Gales, podría ser dentro de este análisis la excepción que confirma la regla. El país parece suspendido en el tiempo en lo que a resultados electorales se refiere, pero a su vez existe una fuerte corriente de revitalización y re-apropiación de la identidad nacional.

Gales votó a favor del Brexit y parecía alineado con Inglaterra en la deriva política, pero la divergencia de medidas y de actitudes sociales durante la pandemia entre Gales e Inglaterra parecen haber servido de trampolín para el auge de la identidad nacional. La población parece haberse alineado con un Gobierno regional que ha actuado con mayor responsabilidad que el Gobierno central, que ha transmitido la voluntad de poner a la ciudadanía y su bienestar por encima del interés partidista. Todo ello ha generado una serie de cambios sociológicos en cuanto a la importancia que se otorgaba al autogobierno y a la diferenciación de Inglaterra.

En este contexto, el partido independentista Plaid Cymru ha avanzado de manera más bien modesta. Sin embargo el Laborismo galés ha conseguido esquivar la debacle que sufre su partido en Escocia e Inglaterra. Lo que puede ser el primer síntoma de un proceso de transformación similar al vivido por Escocia.

 

Sinn Féin President Mary Lou McDonald and Vice President Michelle O'Neill. Sinn Féin, CC BY 2.0

 

Irlanda

El Brexit ha supuesto para los 6 condados del norte de Irlanda bajo jurisdicción británica un verdadero quebradero de cabeza, el Brexit solo fue posible tras comprometerse el gobierno británico a establecer los controles aduaneros en el mar del norte evitando volver a imponer una frontera en Irlanda. Esta solución temporal (queda en manos de la Asamblea de Stormont prorrogar su aplicación) ha generado una gran controversia en las comunidades unionistas, ya que se ha vivido como una traición y ha perjudicado la actividad criminal de algunas organizaciones, vinculadas con el paramilitarismo unionista.

Todo ello unido a la falta de liderazgo del DUP, cuya líder acaba de ser destituida, ha supuesto una importante desestabilización en el norte de Irlanda, con la vuelta de algunos disturbios, que si bien han sido localizados, recuerdan a la época de confrontación. Podríamos decir que la dirección unionista quiere mantener un Status Quo que desaparece de manera inevitable y en lugar de hacer pedagogía en sus comunidades y adaptarse a los cambios pretende utilizar todos sus resortes para ralentizar el cambio.

 

«Las encuestas también muestran el mayor apoyo de la historia a la unidad de la isla»

 

Entretanto el Sinn Féin está embarcado en una campaña para ofrecer una visión de futuro (la Unión de Irlanda, unida a un proyecto sociopolítico progresista), tanto en el norte, como en el sur de la isla, donde además es la primera fuerza de la oposición y prevé importantes avances electorales.

Las encuestas también muestran el mayor apoyo de la historia a la unidad de la isla y muchos unionistas que sienten que el gobierno británico los ha abandonado con motivo del Brexit parecen haber empezado a mirar hacia la República de Irlanda.

El acuerdo de Viernes Santo cumplió 23 años el 10 de abril, y todo parece indicar que antes de cumplir 30 años pueda implementarse un referéndum de unidad en los términos recogidos en aquel acuerdo.

 

Inglaterra

Inglaterra es la gran olvidada a la hora de valorar los efectos del Brexit en el Reino Unido. Fue Inglaterra la que votó mayoritariamente a favor del Brexit y también fue Inglaterra la que dio la mayoría absoluta al partido Tory para poder culminar el Brexit, (“get Brexit done” fue uno de sus principales lemas de campaña).

Inglaterra es la suma de al menos tres tipos de circunscripciones electorales, por un lado las zonas rurales de la campiña inglesa, las antiguas zonas industriales concentradas en el norte del país y por último Londres. Cada una de estas zonas tiene su propia idiosincrasia y simplificándolo al extremo podríamos decir que en la campiña inglesa, una población cada vez más avejentada y conservadora tiene miedo de una inmigración con la que no convive; en el antiguo cinturón rojo la clase trabajadora británica, ha girado hacia una derecha que les propone un proyecto nacional que, en teoría, les permitiría salir del círculo de empobrecimiento y respondería a sus inquietudes; por último Londres la capital económica y financiera concentra miles de ultra-ricos y millones de trabajadores pobres, a los que, por el momento, no convence la retórica tory, pero que no tienen peso electoral suficiente para influir sobre el conjunto de Inglaterra. Existe además un desequilibrio económico y presupuestario que aumenta las diferencias entre el norte y Londres, que aumenta estas tensiones.

 

«Inglaterra es la suma de al menos tres tipos de circunscripciones electorales, por un lado las zonas rurales de la campiña inglesa, las antiguas zonas industriales concentradas en el norte del país y por último Londres»

 

Inglaterra parece sumida en una espiral de involución, con un claro retroceso de las posiciones progresistas, y por desgracia las perspectivas no son halagüeñas. Todavía quedan por ver los efectos económicos del Brexit y si esto afecta o no al proceso político, ya que la pandemia imposibilita hacer análisis realistas del impacto del Brexit en la balanza comercial británica y en su economía. Hoy por hoy el caos que algunos predijeron no se ha materializado y más allá de ejemplos puntuales la población británica no parece haber sentido un empeoramiento de su vida cotidiana atribuible al Brexit.

El Brexit es  un viaje inacabado con destino incierto, podemos imaginar algunas paradas, como referéndums en Escocia e Irlanda, no sin dificultades; una primavera del movimiento independentista en Gales y una involución ideológica en Inglaterra; pero es difícil adivinar el destino final. Lo que si parece claro es las divergencias entre las escalas de valores y preferencias políticas de las poblaciones de las naciones que componen el Reino (des)Unido van a seguir aumentando y un proceso similar puede darse en la propia Inglaterra.

 

TWITTER