Argazkiak. FOKU
De las calles a cambiar la constitución. Usted ha participado en este proceso de forma activa desde el inicio, y además, fue una de las voceras de Huelga General Feminista como militante Coordinadora Feminista 8M y del equipo de Alondra Carrillo en la Convención Constitucional.
¿Cómo ha vivido todo el proceso?
Ha sido una experiencia transformadora y cargada de aquello que nombramos como la potencia feminista de este ciclo. Desde 2018 comenzamos a organizarnos para levantar la Huelga General Feminista en Chile, fue un proceso largo de discusión y articulación entre compañeras de muy diversas luchas (sindicalistas, pobladoras, migrantes, defensoras de derechos humanos, estudiantes, profesoras, cuidadoras, activistas socioambientales, de pueblos originiarios y de las disidencias sexo genéricas) con quienes elaboramos un programa feminista contra la precarización de la vida.
Este camino, que fue el primero que emprendimos juntas, nos llevó a experimentar la fuerza y confianza colectiva sobre nuestros pasos que ya se desplegaba en las calles con la inspiración transfronteriza de las huelgas feministas en otras latitudes como en Argentina, México, Polonia y en el Estado Español. El 8 de marzo de 2019 llegó a ser la marcha más grande que había habido en Chile desde el fin de la dictadura, una jornada histórica con la que nos propusimos inaugurar un año de movilizaciones en alza. No nos equivocamos, en octubre del mismo año estalló la revuelta social y con ello el proceso constituyente.
¿Cómo y cuándo se gesta la posibilidad de cambiar la constitución?
El 18 de octubre estalló en Chile una revuelta popular que irrumpió en lo que entonces era conocido como el oasis neoliberal dentro de la región. Apenas dos semanas antes de esto, el entonces presidente Sebastián Piñera dio unas declaraciones donde señalaba que Chile era una excepción en el continente, un lugar donde no llegaban estallidos como el de Ecuador ni la inestabilidad de Bolivia, Argentina o Perú. En la elite primaba la idea de Chile como un “oasis”, un “jaguar”, una “isla”. Con la revuelta irrumpen masivamente y en todos los territorios vimos la emergencia de marchas, manifestaciones espontáneas, rayados, asambleas territoriales, la caída de monumentos, en sintesis la interrupción radical de la gobernabilidad.
Ante esto, la única respuesta del gobierno fue declararle la guerra al pueblo, decretar Estado de Excepción Constitucional y con ello volver a sacar a militares a las calles. La represión policial y violación a los derechos humanos por parte de agentes del Estado se vuelve sistemática y mediante la criminalización se persigue y encarcela a cientos de jóvenes. Es precisamente en medio de todo ello, que resulta evidente la necesidad de una transformación estructural que pusiera fin a uno de los principales legados de la dictadura: la constitución de 1980. Así se gesta la posbilidad de desmontar la arquitectura institucional autoritaria-patriarcal y neoliberal mediante un proceso constituyente que fuese impulsado por primera vez en Chile en un contexto democrático.
¿Cómo fue el previo al proceso?
La demanda por Asamblea Constituyente comenzó a aparecer muy tempranamente, diría que unos tres o cuatro días posteriores al 18 de octubre. Esto habla mucho de la fuerte carga histórica de este acontecimiento que se hizo presente en las primeras consignas que impugnaron tanto la herencia dictatorial y su doctrina de shock “el neoliberalismo nace y muere en Chile” como la continuidad de los gobiernos de la transición pactada: “No son 30 pesos, son 30 años”. Me parece muy importante reconstruir este ejercicio que no es otra cosa que un balance histórico de la clase trabajadora desde donde se enuncia y traspasa de lo destituyente a lo constituyente.
El 15 de noviembre de 2019 días previos al llamado a una huelga general, se lleva a cabo del Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución entre partidos oficialistas y algunos de oposición, será ahí donde se definan los términos recorrido institucional de cambio constitucional: se definen los plazos, las etapas (plebiscito de entrada, nueve meses con extensión de 3 meses de trabajo de la Convención Constitucional, quórum de aprobación de normas de ⅔ y plebiscito de salida con voto obligatorio) y se define que sería con “hoja en blanco” es decir que no se trabajaría a partir de la Constitución el 80 ni se podría volver sobre ella. Para los movimientos y organizaciones esto fue un acuerdo realizado entre cuatro paredes, en la madrugada y sin la participación de quienes se encontraban movilizados.
Dicho esto, es muy importante lo que sucede una vez que las mismas organizaciones y movimientos que impugnan los términos de este acuerdo, deciden no renunciar a incidir y disputar el proceso constitucional. Este giro es clave y el movimiento feminista tuvo un rol muy significativo para abrir incluso más allá de lo en un principio se había acordado, impulsando una reforma que hizo de este el primer proceso constituyente paritario del mundo y donde también se introdujo la representación de pueblos originarios mediante escaños reservados. Estos dos antecedentes son fundamentales para comprender el proceso y los horizontes de transformación que comienzan a abrirse con una fuerte impronta feminista y plurinacional.
El puntapié inicial del proceso fue el plebiscito de entrada del 25 de octubre de 2020 donde el 78% de la población votó “Apruebo” nueva Constitución y un 79% votó por un órgano integrado exclusivamente por personas escogidas para ello. Solo hubo cuatro comunas en todo el país donde ganó la opción del “rechazo”, tres de las cuales son las comunas más ricas del país. Este resultado desbordante, demostró la fuerza y masividad de la determinación popular por una transformación profunda.
¿Cómo se articula ese trabajo conjunto desde ámbitos tan distintos? ¿Cómo son elegidos?
En medio de la pandemia y con el aplazamiento del plebiscito de entrada, diversas organizaciones comenzamos a debatir intensamente sobre nuestras posiciones y tareas frente al proceso constituyente. No era un decisión sencilla: fue un momento del que seguramente se sabe muy poco y es aquel donde grupos que históricamente no habían sido parte de disputas institucionales y electorales, deciden -decidimos- hacerlo con el propósito de no delegar nuestra voz.
Fue así como iniciamos un proceso de articulación inédito desde abajo para conformar listas de constituyentes independientes provenientes del movimiento social. A lo largo de todo el país, se presentaron para las elecciones de constituyentes no solo listas de partidos políticos, sino también representantes de organizaciones sociales: feministas, sindicalistas, luchadores sociambientales, migrantes, campesinas, activistas de lasdisidencias sexogenéricas, pobladoras, entre otras.
Ese trabajo de articulación prefigura muchísimo de lo que viene después, por una parte el fuerte arraigo territorial de estas apuestas, como también en la capacidad de impulsar desde diversas luchas programas comunes. Deselitizar la política, es decir sacar la discusión de la voz de expertos y políticos profesionales ha sido uno de los rasgos más propios y novedosos de este proceso.
¿El feminismo es una fuerza ineludible en el proceso?
Este es el primer proceso constituyente que se libra dentro de este ciclo de movilizaciones feministas de masas, lo que algunas historiadoras llaman la cuarta ola feminista y es también -a raíz de lo mismo- la primera constitució que será escrita con un órgano paritario en el mundo. Nuestra voz y potencia a lo largo de este proceso ha sido ineludible y también imparable.
La feminización de la política juega un papel muy relevante en este proceso donde lo que está en juego es desmontar una institucionalidad autoritaria que se asienta también en estructuras patriarcales de exclusión histórica de mujeres y disidencias de los espacios de decisión política.
Aquí no nos hemos llamado a integrarnos en espacios institucionales, sino a transformarlos, es por eso que el feminismo puede ser un movimiento no solo democrático sino también democratizante, porque no busca reponer una falta, enmendar una falla, sino reconstruir las condiciones de posibilidad de esas faltas y fallas de aquí en más.
Un ejemplo muy claro de eso ha sido el avance en lo que respecta al artículo de “democracia paritaria” aprobado en la nueva constitución y que va más allá de la reforma constitucional de la paridad de la Convención Constitucional porque establece que la paridad no es ya un una composición 50/50 sino una donde las mujeres son “al menos” el 50% de todos los órganos de representación política.
Con esto, el movimiento feminista en Chile contribuye con un antecedente mundial para garantizar que la participación de las mujeres en política no tenga un techo, sino un piso que establezca que no seremos nunca menos que nuestro lugar en el mundo: al menos la mitad y junto con ello se promueva la representación de personas que no se identifican como hombres ni mujeres (y así superar la interpretación binaria de la paridad).
En otras materias, la articulación feminista dentro y fuera de la Convención Constitucional ha logrado vincular muy estrechamente los procesos de movilización, agitación y organización del movimiento en las calles con la articulación política transversal entre sectores muy diversos que logran constuir acuerdos mayoritarios. En esto radica en mi opinión la potencia de la estrategia feminista: articularnos detrás de horizontes de transformación compartidos sin desconocer nuestras diferencias, tanto dentro como fuera de laos espacios institucionales.
Esto permitió avanzar en una Constitución que aborda deudas históricas (democracia paritaria, justicia con enfoque de género, igualdad sustantiva), que garantiza derechos que están en el centro de nuestras luchas transnacionales (derechos sexuales y reproductivos, cuidados, educación sexual integral, trabajo doméstico y de cuidados, vida libre de violencia, identidad) y que en un sentido general está atravesada por una perspectiva feminista desde donde instalaron claves inéditas en un debate constitucional tal como el lugar del placer, de los trabajos de cuidado, de las disidencias sexuales y de género, de la reproducción de la vida, de la violencia de género y de la interseccionalidad por nombrar solo algunas.
¿Cómo se imbrica con el estallido social?
El proceso constituyente y la potencia feminista son inesindibles del proceso del estallido y la revuelta social en Chile. Nosotras hemos planteado incluso que el feminismo fue una revuelta dentro de la revuelta la cual se hace especialmente visible con el impacto de la performance de LasTesis que se replicó, tradujo y diseminó por todo el mundo, como también con la jornada de Huelga General Feminista del 8 de marzo de 2020 que pasó a ser la movilización más grande de la historia en Chile con más de 2 millones de mujeres y disidencias solo en la ciudad de Santiago. Esta fue la más grande y también la última de las grandes movilizaciones que antecedieron al rpoceso constituyente, luego de eso vino la pandemia.
¿Cuáles han sido los canales que habéis utilizado para llevar a cabo la participación ciudadana?
Una de nuestras principales tareas ha sido precisamente acercar todo este proceso a nuestras vecinas, vecinos y compañeras feministas en un lenguaje claro y cercano. Para eso lo principal ha sido el uso de las redes sociales como una vía permanente de información y difusión mediante gráficas explicativas, lives donde Alondra va respondiendo preguntas, videos con resumentenes semanales y la atención permanente a responder por preguntas que nos llegan por estos medios.
Ha sido clave darle mucha importancia a esta tarea de comunicación política para la que contamos con un equipo de compañeras periodistas, diseñadoras y audiovisuales que con mucha creatividad y cariño se encargan de este despliegue que permite sacar el proceso constituyente de sus pardes y formalidades institucionales. Junto con eso, nosotras contamos con instancias periódicas de deliberación y retroalimentación con la Asamblea del Distrito 12 y con la Coordinadora Feminista 8M que son las bases de nuestra vocería constituyente.
Tras un trabajo que 155 personas han redactado durante casi diez meses, el 16 de mayo la Convención Constitucional hizo la entrega simbólica del primer borrador de la nueva Carta Magna. Pero, ¿en qué se basa el trabajo de escribir una constitución?
Escribir una nueva Constitución es reconstruir la arquitectura institucional desde la que se organiza la democracia, la forma del Estado, la economía, la relación con el medio ambiente, los derechos sociales, el sistema de justicia, en síntesis la vida tal y como la conocemos dentro de una determinada sociedad.
Por cierto, que eso es un texto y con ello quiero decir que lo que quede plasmado no es un acto de magia ni de transformación inmediata, al contrario, es un texto que abre posibilidades tal como una caja de herramientas nuevas con la que nos tocará seguir luchando la implementación de cada una de las ganadas de este proceso y abriendo el campo de disputa política porvenir.
Por eso es que el trabajo de escribir es siempre un ejercicio de futuro, de dar condiciones para las batallas que vienen por delante y donde podamos garantizar que no se reproduzcan los patrones históricos de exclusión y desigualdad que existen hoy. En términos muy concretos, este trabajo se llevó a cabo mediante comisiones donde se escucharon audiencianas, recepcionó nomas populares e indígenas, se elaboró y deliberó hasta llegar a propuestas que luego se votaron en cada comisión para ser llevadas al pleno de la Convención Constitucional.
Ahí es donde se fue resolviendo el contenido finaldel borrador con un quórum de ⅔ que en la gran mayoría de los casos fue superado con creces. Hoy podemos decir que esta nueva constituición no es solo muy avanzada, sino escrita sobre una mayoría sustantiva y diversa, a pesar de lo que hoy busquen insinuar algunos sectores de la derecha.
¿Cuáles son los mecanismos de participación? ¿Qué tanto por ciento de la ciudadanía ha participado en el proceso?
Una de las principales tareas que nos dimos como feministas y en particular desde Movimientos Sociales Constituyentes, fue contribuir a incorporar mecanismos de participación efectiva de la población en el proceso constituyente. Hubo en este sentido muchas vías: cabildos, relatorías, consulta indígena, jornadas de deliberación popular, pero sin duda la más relevante de todas fueron las Iniciativas Populares de Norma y las Iniciativas Indígenas de Norma Ambas.
El borrador contiene 499 artículos y versa sobre temas muy dispares, ¿se debate todo?
Cada uno de los 499 artículos del borrador de Nueva Constitución fue ampliamente discutido, y no solo eso, en muchos casos son resultado de más de una vuelta de votación e indicaciones hasta llegar a una propuesta final que reuniera los votos requeridos. Sumado a eso, pueden imaginar el volumen de todo aquello que no llegó a ser aprobado, a todas las iniciativas de normas populares y de distintos constituyentes que no llegaron al borrador, pero que también formaron parte de la discusión. Todo esto fue debatido y por lo mismo pienso que este proceso nos ha permitido conocer y hacernos parte de una democracia mucho más sustantiva, transparente y participativa que la que hemos conocido.
¿Qué es la Comisión de Armonización? ¿únicamente la encargada de realizar la corrección final de la ley?
La comisión de armonización tiene la tarea de hacer una revisión general del borrador de nueva constitución para proponer una edición general en términos de forma que se ciña al principio de lenguaje claro e inclusivo, proponer un orden para el texto constitucional con los respectivos capítulos y apartados (lo que es muy importante para la interpretación posterior de las normas), y finalmente revisar y proponer una solución frente a posibles vacíos e inconsistencias.
Esto último es muy delicado y necesario porque hubo ciertas materias que quedaron con faltas significativas para el sistema político, la reforma constitucional y el reconocimiento de ciudadanía, es por eso que la comisión es la última instancia donde es posible enmnendar estas deficiencias.
Todos estos ajustes pasan luego a ser votados por el pleno de la Convención Constitucional con un quorum de ⅔ para su aprobación. Este rol de revisión y edición final ha demostrado ser un momento crucial en los procesos constituyentes en el mundo porque en ocasiones pueden llegar a incurrir en cambios mayores sobre el texto, para nosotras nuestro principal desafío en esta comisión es resguardar el espíritu general del proceso y en especial resguardar la integridad de las normas feministas.
¿Cuáles son las modificaciones más apremiantes?, ¿las más consensuadas?, ¿qué ha quedado fuera?
Estamos en pleno proceso de trabajo de la comsión de armonización, pero desde ya alguna de las principales discusiones y peleas que hemos dado son relativas al orden de los capítulos y de los artículos de la nueva Constitución, defender que se mantenga la alusión a disidencias (y no solo diversidades) sexuales y de género, el lugar de la reparación integral de violaciones a los derechos humanos como un deber general del Estado, la redacción del derecho a la igualdad y no discriminación que incorpora algunas recomendaciones internacionales y en términos más amplios resguardar el espíritu general de lo dispuesto en el texto, en consideración que hay algunos sectores desde la derecha y el centro que pretenden cambiarlo.
La presentación del texto constitucional definitivo será el 4 de septiembre, qué plan tienen ¿y a continuación?¿cuáles son tus expectativas?
Entre el 4 de julio y el 4 de septiembre nos toca levantar una campaña de difusión, pedagogía y comunicación popular muy amplia y a lo largo de todo el país para presentarle a los pueblos de Chile la propuesta de nueva Constitución. Esto no es para nada sencillo porque hay sectores que han buscado socavar sistemáticamente la confianza en este proceso mediante noticias falsas y polémicas mediaticas que restan muchísimo. Nuestra tarea entonces es reconstuir la épica de un proceso transformador desde abajo, desde los movimientos sociales y territoriales para encender una vez más esa chispa de deseo que hizo posible todo esto.
Para ello, ya hemos iniciado un despliegue en redes sociales que tiene como principio la idea de la unidad y la ternura representadas en un corazón palpitante. Ahí hay una clave: la nuestra es una esperanza que moviliza cambios no promesas vacías y para ello ya estamos dando inicio a la campaña. Como Coordinadora Feminista 8M también vamos a levantar un encuentro transfronterizo en el mes de agosto con compañeras internacionales a quienes vamos a invitar a discutir los avances y desafíos de este proceso para el el movimiento feminista en su conjunto.
Y por último ¿qué te ha aportado todo este proceso?
La revuelta social y el proceso constituyente son, qué duda cabe, los procesos más importantes que me ha tocado vivir. Hemos aprendido a confiar radicalmente en nuestra propia fuerza colectiva, eso nos aleja para siempre de una disposición de derrota o testimonio. Como feministas hemos aprendido a disputar y a ganar. No somos las mismas ni volveremos a serlo, este país tampoco.
¿Alguna cosa más que quieras añadir?
A quienes nos leen sepan, que este proceso solo ha sido posible por una marea que es internacionalista y contagiosa y que se ve hoy enfrentada a un vértice histórico con el avance de la ultra derecha y el giro autoritario global. Hoy más que nunca el lugar del movimiento feminista es indispensable para seguir construyendo juntas y desde distintaslatitudes una alternativa a la crisis capitalista y patriarcal, que ponga la vida digna en el centro. ¡Vamos por la vida que nos deben!