Argazkiak. FOKU eta Joseba Benito del Valle
Su creación, en el contexto de la guerra del 36, es consecuencia de la aprobación del Estatuto de Autonomía, donde se crea la Ertzaña compuesta por 1.700 hombres buscando un perfil de alpinistas, atletas, boxeadores de una altura de 1,80 y pertenecientes al PNV o sus juventudes, bajo el mando del titular de Gobernación Telesforo Monzón. Su objetivo principal inicial fue el de velar por el orden Público de la época hasta la toma de Bilbao. Muchos de ellos acabaron integrados en el Ejército Vasco hasta su derrota.
De aquella era pasamos a la época moderna. Tras 40 años de dictadura franquista, en 1980, El Correo filtra la noticia de que una veintena de jóvenes del PNV están siendo adiestrados por instructores ingleses (del Mossad según otras fuentes) en la localidad alavesa de Berrozi. Su primera intervención pública fue el desalojo de los parlamentarios de HB que protestaban ante la visita a Gernika del Rey español Juan Carlos I. Pero no es hasta el 27 de octubre de 1982 cuando se da la salida oficial de los 278 primeros ertzainas de servicio.
«Hoy la Ertzaintza está inmersa en una fase de transición dónde las grandes “vacas sagradas” van pasando a la “reserva” o se van pre-jubilando, lo que esta dejando a la Ertzaintza sin personas de confianza en las altas e intermedias estructuras de mando.»
Siguiendo esta línea histórica, es cierto que para las décadas de los años 80-90 nos encontramos ante una respuesta clara y nítida a nuestra pregunta: pese a que en sus inicios era obligada la presencia de mandos provenientes del ejército español, era la estructura del PNV la que mandaba y controlaba la Ertzaintza en todas sus estructuras y fases. En aquella época los Batzokis eran la “oficina de reclutamiento”, haciendo cribado de aspirantes y poniéndoles nota, e incluso ejercían de “comisarías locales” para recabar información sobre la izquierda abertzale.
En ese periodo la Ertzaintza era el “brazo armado” del PNV contra la izquierda abertzale, defendiendo los intereses de partido. Tampoco debemos olvidar el caso de espionaje hacia el Lehendakari Garaikoetxea, o el tema del maletín de Amedo coincidiendo en el tiempo con el caso tragaperras. Ese esquema se perpetúa bajo el mando de los consejeros jeltzales Retolaza, Atutxa y Balza llegando a contar, en la época de Bush, con el asesoramiento de Estados Unidos en materia “antiterrorista”.
Entrenamiento de Ertzaintzas en Berrozi, a principios de los 80. Punto y Hora
La época de Ares (2009-2012) supone un punto de inflexión. En la consejería se hace una pequeña limpieza desplazando a mandos intermedios afines al PNV a labores de administración o de calle, aunque no se llegó a dar una depuración en los puestos claves. A nivel más visual, se sustituye la txapela roja por la gorra azul. Se disparan las tensiones entre mandos afines al PNV y los cargos de confianza de Ares.
El caso Cabacas y su largo proceso judicial y el nombramiento de Beltran de Heredia como Consejera de Seguridad, abre esta nueva etapa de pulso permanente por el poder o por ganar influencia dentro de la Ertzaintza.
Hoy la Ertzaintza está inmersa en una fase de transición dónde las grandes “vacas sagradas”, los Aldekoa, los Gervasios y los diferentes patas negras de partido van pasando a la “reserva” o se van pre-jubilando, lo que esta dejando a la Ertzaintza sin personas de confianza en las altas e intermedias estructuras de mando.
«Se ven aptitudes de desprecio hacia el euskara, desprecio hacia colectivos migrantes, falta de empatía con la ciudadanía en general que rayan con aptitudes autoritarias.»
Lo que denominamos sociedad líquida también esta influyendo en las nuevas generaciones de agentes vascos; son en general menos comprometidos y el nivel de individualismo por encima de lo colectivo es la idea dominante.
Además, la Ertzaintza actual se caracteriza por una falta de compromiso hacia el Cuerpo y sobre todo, hacia la ciudadanía que le otorga su confianza. Se ven aptitudes de desprecio hacia el euskara, desprecio hacia colectivos migrantes, falta de empatía con la ciudadanía en general que rayan con aptitudes autoritarias. Están más al ‘que hay de lo mio’ que a dar un buen servicio público de seguridad. Algo semejante pasa en las Policías locales de grandes núcleos urbanos.
Sindicatos profesionales; el poder corporativo
De todo ello podemos ver cómo sindicatos meramente corporativos o profesionales captan más de la mitad del voto de este colectivo policial. En estos resultados podemos ver una de las claves de los actuales intramuros de la Ertzaintza.
Estos sindicatos profesionales son los que quieren mantener el actual status quo de oscurantismo y sobre todo la nula fiscalidad externa hacia las malas prácticas o hacia los excesos policiales que quedan sin castigo o sin expediente sancionador alguno. Es decir que apuestan por un modelo policial a su imagen y semejanza que se distancia de cualquier filosofía de servicio público en favor de la ciudadanía vasca.
El cambio de Consejero, las sustitución de Beltrán de Heredia por Erkoreka, se comprende por la necesidad de poner orden en la Ertzaintza y sobre todo hacer frente a las demandas sindicales. Pero a día de hoy las declaraciones del Consejero Erkoreka son un cierre de filas con las posturas de estos dos sindicatos.
«No nos debe sorprender la beligerancia hacia un posible “cambio” proveniente de los dos grandes sindicatos corporativos ERNE y ESAN que están pugnando por liderar y condicionar el modelo policial de la Ertzaintza.»
La irrupción de EH Bildu en el debate sobre el modelo policial ha puesto nerviosos a todos esos sectores que verían peligrar sus privilegios, sino a corto plazo, sí a medio plazo. En este sentido algunas actuaciones desproporcionadas, tendrían como objetivo cortocircuitar ese necesario debate. En este fin tanto los mandos políticos como las centrales sindicales corporativas coinciden en su ataque hacia la izquierda abertzale.
Por ello no nos debe sorprender la beligerancia hacia un posible “cambio” proveniente de los dos grandes sindicatos corporativos ERNE y ESAN que están pugnando por liderar y condicionar el modelo policial de la Ertzaintza. Ahora están en proceso de captación de los nuevos aspirantes facilitando cursos formativos para las OPEs tanto de policías locales como de ertzainas. Aun no existiendo un objetivo último, cada uno, tanto sindicatos como diferentes agentes o mandos, quieren marcar su terreno y quedarse en su ámbito de confort, no quieren cambios y quieren mantener sus privilegios, sentirse intocables.
«Estos sindicatos profesionales son los que quieren mantener el actual status quo de oscurantismo y sobre todo la nula fiscalidad externa hacia las malas prácticas o hacia los excesos policiales.»
No podemos afirmar que la Ertzaintza en su conjunto pretenda erigirse en un estado dentro de un Estado ya que por la actual legalidad es imposible. Como se afirma en el artículo ‘Ze polizia dugu gaur?’, no es una Policía Integral de facto, no controla el territorio, las competencias de aduanas, fronteras, marítimas y de espacio aéreo están en manos de las FSE. Y lo más obvio, la inexistencia del Estado Vasco imposibilita la creación de ese otro “estado”.
No obstante nos encontramos ante un colectivo de 8000 agentes armados que intentan convertirse en una especie de poder fáctico, que en un periodo de falta de valores pretende condicionar las política policial de la CAV.
Infiltraciones ultras e intento de organizar a ertzainas abertzales
Una de las cuestiones más preocupantes, es que en Arkaute se están reproduciendo enseñanzas de la fase anterior y sin transparencia alguna. Al final la “verdadera” selección se da en el examen psicotécnico y en el de aptitud se da una auténtica criba para con los que consideran “no aptos” por afinidades políticas.
La infiltración del ideario fascista y la existencia de algunas “puertas giratorias” (de Ertzaintza a Policia Local, de GC hacia la Policia Foral, de Cuerpos militares y policiales españoles hacia la Ertzaintza) son otros de los puntos negativos a destacar y que puede tener influencia en la actual deriva de los diferente cuerpos policiales vascos.
«Erkoreka no duda en mentir en sede parlamentaria posicionándose a favor de las posturas más corporativistas que se dan dentro de la Ertzaintza.»
Recientemente hemos conocido la creación de una serie de Asociaciones muy minoritarias vinculadas a la ertzaintza de ideologías antagónicas. Por un lado tenemos la asociación Mila Esker cercano a la ideología ultra y por otro Ertzain Abertzaleen Elkartea formado por ertzainas muy vinculados al sector abertzale del PNV, que pretende recuperar los valores “originarios” de la Ertzaintza y que en el 2019 participaron en la Korrika con pancarta propia.
En este momento, nos encontramos pues ante una pugna de poderes y una confluencia de intereses en dos ámbitos. Por un lado tenemos la mencionada pugna entre ERNE y ESAN por ganar las próximas elecciones sindicales de las diferentes policías con el objeto de condicionar el modelo policial de la CAV.
Y por otro el dar un golpe de autoridad con el objeto de recuperar el mando por parte del Gobierno Vasco y del PNV. Para ello, Erkoreka no duda en mentir en sede parlamentaria posicionándose a favor de las posturas más corporativistas que se dan dentro de la Ertzaintza.
«En este fuego cruzado es la izquierda abertzale la que paga los platos rotos.»
En este fuego cruzado es la izquierda abertzale la que paga los platos rotos. Estamos ante un plan integral y continuado en el tiempo que intenta debilitar la opción de EH Bildu como alternativa de Gobierno.
En definitiva, no tenemos respuesta a la pregunta de quién manda actualmente en la Ertzaintza. Estamos en una fase transitoria, en una pugna de poder entre lobbys sindicales y de mando efectivo político. En esta tesitura se corre el peligro de que cada Unidad, cada departamento o cada policía local se quiera convertir en un pequeño reino de taifas.
«En esta tesitura se corre el peligro de que cada Unidad, cada departamento o cada policía local se quiera convertir en un pequeño reino de taifas.»
Por desgracia, podemos afirmar que quien no manda en la Ertzaintza es la ciudadanía vasca, que no tiene ni voz ni voto a la hora de debatir sobre el Modelo de Seguridad Pública que necesitamos para nuestro país en esta fase histórica, ni para intervenir en los procesos policiales.
Quizás la carga de trabajo fruto de la pandemia sea parte del problema, pero existe un todo donde se ve una Ertzaintza descontrolada y a falta de mecanismos correctores que depuren estas malas prácticas.
En estos últimos meses detectamos una nueva deriva hacia praxis autoritarias y oscurantistas al servicio de intereses corporativos y partidistas auspiciados por el propio Consejero de Seguridad que están diluyendo la poca filosofía que queda de una Policía de cercanía al servicio de la sociedad vasca.