Argazkia. Argia. Dani Blanco.
En tu libro “La rebelión de hienas”, hay una cita de Mauro Cabral donde se plantea la siguiente pregunta: “¿Quiénes son los intersexuales?”. La cita sigue así, “aquellos a quienes se llama intersexuales somos por lo general hombres o mujeres que encarnamos una diferencia entre tantas”. ¿Cómo le definirías la intersexualidad a cualquiera que haya oído el término por primera vez?
Todo el mundo tenemos en el imaginario cultural un cuerpo de mujer y un cuerpo de hombre estéticamente aceptables, ¿verdad? Pues bien, las personas intersex nacemos con características sexuales (gónadas, cromosomas, genitales, hormonas) que no encajan en esa idea cultural de dos tipos de cuerpos deseables. Precisamente porque esos dos arquetipos corporales, femenino y masculino, son muy rígidos, existen los cuerpos intersex. Pero, a la vez, no hay ningún cuerpo igual a otro en lo que se refiere a características sexuales.
Todos los cuerpos son diferentes. Tanto a nivel hormonal: ¿Quién tiene las mismas cantidades de estrógenos o de testosterona?, ¿tienen los hombres estrógeno?, ¿tienen las mujeres testosterona?; como a nivel cromosómico: ¿Quién sabe cuál es su cariotipo o cuántos cariotipos diferentes existen?, ¿hay hombres con cromosomas XX y mujeres con cromosomas XY?, ¿hay personas con cromosomas XXY o mosaicos?; como a nivel fenotípico: ¿hay mujeres que tienen barba?, ¿hombres que tienen mamas?, ¿hay mujeres con testículos, vulva y clítoris?, ¿hay mujeres con ovarios pero sin útero ni vagina?; ¿quién tiene las mamas del mismo tamaño, los genitales de la misma forma o de los mismos centímetros, o el vello del mismo grosor o en la misma cantidad? Cuando hablamos de intersexualidades, hablamos de toda esa variabilidad que puede aparecer en los cuerpos de forma natural.
La biomedicina considera una patología la intersexualidad. Wikipedia la define hoy en día como “un conjunto de anomalías en la diferenciación sexual”. ¿Crees que la despatologización de la intersexualidad o la transexualidad supone una amenaza para el sistema cis-heteropatriarcal binario?
Eso es. El concepto intersex, o intersexual, se utiliza hoy porque ha habido una reapropiación, una resignificación, por parte del activismo intersex. Lo hemos cargado de un significado político para luchar contra esas violencias que sehan producido, que se producen, contra nuestros cuerpos de forma obligatoria para encajarlos y adecuarlos a los arquetipos estéticos establecidos. ¿Por qué supone una amenaza? Porque supone aceptar como sanos, como deseables, una variabilidad de cuerpos que rompen la idea sexual binaria establecida en nuestra sociedad.
Muchas veces se contraponen la biología o la medicina tradicional (biomedicina) a la cultura o la variabilidad social. Biología versus estructuralismo, materialidad versus construcción, biología versus teoría queer. Es una construcción ideológica que opera hoy en día no solo en sectores reaccionarios sino en amplias capas de sectores de izquierda. En el libro, incluyes la siguiente afirmación de bell hooks: “para plantar los cimientos de la futura lucha feminista, hay que poner el foco en erradicar las políticas de dominación, las bases culturales subyacentes y las causas del sexismo y de otras formas de opresión grupal.” Hablando de las bases culturales subyacentes, ¿qué reflexión harías sobre esas dicotomías?
Para mí, las contribuciones de bell hooks han sido muy importantes a la hora de entender la lucha feminista. En primer lugar, la biología no habla de un binarismo sobre dos tipos de cuerpos inquebrantable o inmutable. Es la biología, precisamente, la que pone sobre la mesa una gran diversidad de cuerpos, de cromosomas, de características sexuales, de fenotipos, de genitalidades, de variabilidad de hormonas. Las dicotomías sirven, han servido, para organizar la sociedad que conocemos a día de hoy. Según cada momento histórico y cultural, los mandatos han sido unos u otros. Y las personas que rompían las normas sociales han recibido un trato, una lectura, una aceptación u otra.
Del mismo modo que la biología, acudir a la historia –y no solo a la de occidente– nos invita a ampliar todo ese abanico de posibilidades, de narrativas, de normas sociales y culturales que han existido. Las dicotomías, a veces, han sido y son necesarias para identificar según qué violencias, por supuesto. Pero igual que han sido construidas en un momento determinado, también, debemos estar receptivas a deconstruirlas, a flexibilizarlas. Sobre todo, mientras siguen excluyendo y marginando a algunos grupos y comunidades. Todas las personas, en un estado democrático, deberíamos tener los mismos derechos. Y esto pasa por romper muchas ideas preconcebidas y aceptadas en nuestro contexto que sigue siendo binario, racista, machista, capacitista, clasista, heterosexual, etc.
En los movimientos de transformación social, bien sean feministas, soberanistas, partidos o movimientos autodefinidos de izquierda, etc., son bastante comunes las posiciones reaccionarias hacia todo lo queer. Desde posiciones diferentes, se argumenta que las posiciones queer atomizan a los sujetos transformadores, que olvidan los asuntos “materiales”, que son problemas meramente “identitarios” …
Hoy he visto una viñeta de Claudia GR Moneo, publicada en Pikara Magazine, que ilustra muy bien esto: “divide y vencerás, decía el puñetero patriarcado”. Dentro de las izquierdas, de los movimientos sociales o políticos, de los feminismos, deberíamos escucharnos más y señalarnos menos. Está claro que no vamos a dinamitar el sistema de un día para otro, eso es imposible. Probablemente, una utopía.
Pero si la teoría queer sirve, de algún modo, como una herramienta más que nos invita a identificar a los aparatos generadores de violencias, a ampliar los marcos y categorías establecidas, pues qué importante entonces hacer esta lectura. En mi opinión, la idea no es seguir creando identidades fijas sino transitorias. Ahora bien, mientras haya discriminaciones, estas categorías, estas identidades, la pluralidad de sujetos políticos, son necesarias. Lo que no se visibiliza, no existe. Y las personas intersex esto lo sabemos muy bien. Hasta que no hemos empezado a romper el silencio, a hablar de que existen personas con cuerpos que rompen la norma sexual binaria y que estaban siendo violentados sistemáticamente de manera obligatoria, nadie sabía que nuestros derechos estaban siendo vulnerados.
En el estado español hemos vivido recientemente una transformación del marco jurídico para las cuestiones de género, con las leyes del “Sí solo es sí” y la “Ley trans”. Transformación cultural y social versus cambio jurídico y legal. ¿Qué viene primero? En otras palabras, ¿las leyes generan cambios culturales o son los estos los que crean las condiciones para los cambios legales?
Creo que, en esta lucha, si los colectivos feministas y de personas LGTBI+ no llevasen en las calles dejándose el cuerpo desde hace décadas, estas leyes no habrían salido adelante hoy. El Estado Español es el cuarto país de Europa más avanzado en materia de derechos LGTBI+ y eso, sin duda, es gracias al esfuerzo de los movimientos sociales y políticos. También ha sido importante que las personas que formaban parte de esos movimientos hayan llegado, en los últimos años, a la política.
Por otro lado, yo no tengo claro actualmente quiénes son las minorías y quiénes son las mayorías. Creo que a todos esos grupos a los que se nos llama minorías quizás hayamos llegado, con los años, a ser una mayoría. Una mayoría, hoy visible, que ha ido propiciando poco a poco, con mucha paciencia y probablemente sin hacer todo el ruido que deberíamos, que las leyes hayan salido adelante.
Para terminar, han pasado dos años desde que escribiste La rebelión de las hienas. ¿Que feedback has recibido del libro? Y mirando hacia el futuro, ¿cuál crees que debe ser el trabajo por realizar en las izquierdas sobre este tema?
“La rebelión de las hienas” no para. Las hienas están recorriendo un montón de municipios y ciudades del Estado Español y está llegando cada vez a más personas. También a esas intersex, de pueblo o ciudad, que no sabían que había otras como ellas ahí fuera cacareando y colectivizadas. Para mí, es un orgullo. Qué importantes son las narrativas para crear nuevos imaginarios que nos hagan posibles. Ojalá cada vez más referentes intersex. Por otra parte, las izquierdas, tantas las políticas como sus representantes políticos, tienen que poner la vida de las personas intersex en el centro del debate. Hay una cierta tendencia, ahora que ya está en las siglas del colectivo, a nombrar la i pero a no profundizar en la i.
Muchos representantes políticos probablemente no saben qué es la intersexualidad ni qué exigimos las organizaciones políticas de personas intersex. Pero ya estamos aquí, como agentes políticos. Así que, como dice Clara Montesdeoca de la asociación canaria “Caminar Intersex”, si ignoran nuestras demandas están siendo cómplices de que hoy se estén produciendo modificaciones genitales obligatorias a menores por cuestiones estéticas en los hospitales del Estado Español, de que se esté violando el derecho a la integridad corporal, a la autodeterminación sobre nuestro cuerpo, al consentimiento. Hablar de intersexualidades debería ser una responsabilidad social porque, de hecho, nos ayuda a todas las personas a flexibilizar una idea sexual binaria rígida que nos hace daño a toda la sociedad.