Argazkiak. Unsplash / Claudio Schwarz
La OMS estima que el 13% de las 600.000 muertes, aproximadamente, relacionadas con embarazos a nivel mundial resulta de abortos inseguros. Sin embargo, a pesar del peligro que representa para la salud de la mujer, el aborto inseguro sigue siendo un recurso utilizado por millones de mujeres en todo el mundo para terminar con embarazos no deseados.
Debido a que la mayoría de los abortos se hacen en la clandestinidad, resulta muy difícil estimar el número real de abortos inducidos así como obtener datos fiables de los países donde esta práctica es ilegal. Las y los investigadores han tenido que recurrir a varios métodos indirectos, (datos sobre hospitalizaciones relacionadas con aborto, entrevistas a mujeres, etc.).
Las estimaciones sugieren que se registran casi cuatro abortos por cada diez nacidos vivos en Brasil, Colombia, Perú y la República Dominicana y cerca de seis abortos en Chile por cada diez nacimientos. Los abortos inducidos son más numerosos que los espontáneos en los países de América Latina.
«A pesar del peligro que representa para la salud de la mujer, el aborto inseguro sigue siendo un recurso utilizado por millones de mujeres en todo el mundo para terminar con embarazos no deseados»
Debido a la dificultad para distinguir si el aborto es espontáneo o inducido con base en pruebas clínicas, muchas veces el estigma que rodea el aborto también influye negativamente en la prestación de servicios apropiados para las mujeres que requieren atención por un aborto espontáneo.
Cada año, millones de mujeres que viven en países con legislaciones restrictivas solicitan abortos a pesar de las prohibiciones legales. Como consecuencia, la mayor parte de los abortos inducidos en América Latina se producen en clínicas clandestinas, sin condiciones de antisepsia suficiente y sin personal entrenado para proveer un servicio de aborto seguro que proteja la vida de la mujer.
En América Latina y el Caribe, 5.000 mujeres mueren cada año debido a complicaciones relacionadas con abortos inseguros (más de una parte del total de muertes maternas), representando el más alto porcentaje (21%) entre las regiones a nivel mundial. También se estima que, en la región, 800.000 mujeres de bajos recursos económicos son hospitalizadas por complicaciones relacionadas con un aborto inseguro.
En 1996, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indicó que el aborto es la causa primordial de mortalidad materna en Argentina, Chile, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú. El aborto es la segunda causa de muerte en Costa Rica y tercera causa en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México y Nicaragua.
«La lucha por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina fue producto de la constancia de mujeres desobedientes al mandato de maternidad obligatoria, rompedoras de las cadenas de la reproducción biológica como esclavitud»
De todas las mujeres que se someten a un aborto en condiciones de riesgo, entre el 10% y el 50% necesitan atención médica para el tratamiento de las complicaciones, entre las que prevalecen: abortos incompletos, sepsis, hemorragia y lesiones intrabdominales, al igual que complicaciones infecciosas que pueden dejar en la mujer secuelas crónicas conducentes a la esterilidad, embarazo ectópico y enfermedad inflamatoria pélvica crónica.
En la Argentina, pese a las fuertes restricciones morales, sociales y legales, y a las graves penalizaciones impuestas por la Ley vigente hasta el momento, tanto a los que realizan como a las que solicitan o consienten un aborto, las prácticas abortivas clandestinas son de un volumen significativo.
En Argentina los abortos son la primera causa de mortalidad materna. Se estima que entre el 35 y el 45 % de las muertes maternas en nuestro país se deben a complicaciones del aborto inducido. Ello explica la alta tasa de mortalidad materna en nuestro país, que alcanza el 50 por 100.000 nacidos vivos, lo que no se corresponde con el nivel de alfabetización, atención médica y nivel socioeconómico.
La historia de la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina no arrancó con las exposiciones de especialistas en la Cámara de Diputados hace dos meses y medio ni a principios de año, con la presentación del proyecto en el Congreso. La conquista de este derecho comenzó muchos años atrás, con un trabajo colectivo que fue creciendo exponencialmente a medida que pasó el tiempo.
La lucha por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina fue producto de la constancia de mujeres desobedientes al mandato de maternidad obligatoria, rompedoras de las cadenas de la reproducción biológica como esclavitud. La historia de esa desobediencia quedó plasmada en el libro fundamental de la ensayista y activista queer Mabel Bellucci.
A lo largo del tiempo, el debate por la legalización del aborto en la Argentina fue impulsado y sostenido por organizaciones de mujeres, feministas y personas LGBTIQ+, en un entramado único en el mundo que confluye, de modo central, a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
La Campaña, que tiene un fuerte anclaje territorial en todo el país, congrega a organizaciones y movimientos políticos, sociales y sindicales; organismos de derechos humanos, académicos y científicos; asociaciones y otros colectivos del campo de la salud, de la cultura, del espectáculo y de la comunicación, entre otros sectores.
Argazkiak. Wikipedia Commons / TitiNicola CC BY-SA 4.0 Vigilia IVE Buenos Aires senadores titi nicola periodicas-7 Aborto Legal 2020.
Hitos en la lucha por el aborto legal
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2011
2012
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2019
2020
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La sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que despenaliza y regula el aborto por fuera de las causales fue un triunfo histórico para quienes luchan hace décadas por el derecho a decidir y fue celebrada por organismos nacionales e internacionales, así como por una gran parte de la ciudadanía argentina. Sin embargo, para que el acceso a la interrupción segura y gratuita del embarazo se garantice en la práctica de manera plena, todavía resta un camino de trabajo arduo.
Y ahora ¡¿qué?!
El trabajo continúa. Hay que estar atentas para que la implementación sea inmediata y se aplique en todo el país. Al día siguiente de la sanción de la norma en el Senado, el Ministro de Salud remarcó que la implementación será de la misma forma en que llegó a convertirse en ley, es decir, con el trabajo de organizaciones sociales y del movimiento feminista para garantizar los abortos seguros. “Las leyes por sí solas no garantizan nada. Son un piso, ahora hay que cuidarlo, poner el cuerpo”.
La Red se concentrará en “difundir, dar a conocer los derechos y seguir acompañando, con estrategias regionales, para que se cumpla en todo el territorio”. Especial atenciòn merece la situación de las niñas y adolescentes “que son obligadas a ser madres, a parir, por llegar a los centros de salud muchas veces después de las 14 semanas de gestación”.
«El trabajo continúa. Hay que estar atentas para que la implementación sea inmediata y se aplique en todo el país»
La tarea exige ahora que estemos concentradas en la capacitación, la educación sexual integral y la garantía de que estén los insumos necesarios para garantizar los abortos seguros.
Todo el esfuerzo debe estar puesto al servicio de lograr que esta ley ahora se haga realidad. Sabemos que no va a ser fácil, somos concientes de los enormes retos a enfrentar, pero estamos preparadas; décadas de lucha y el ejemplo de tantas compañeras y el propio camino construido nos sostienen y nos inspiran.