SINADURAK

Özgür Güneş Öztürk

ColectivaT SCCL

Ignorar la historia pasa factura

2023-05-30

Ayer, tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Turquía, despertamos a un día que dejó inválidas muchas reflexiones, previsiones y debates, la mayoría de las cuales, podemos decir perfectamente, contradecían a la propia historia del país. Suposiciones y debates políticos descartan la perspectiva histórica, es decir, ignoran la historia.


Photo. Unsplash / October 2019: Kurdish protestors march in London, against the Turkish state’s invasion of Syria.

 

Debo reconocer que hasta el día que se celebró la primera vuelta, el 14 de mayo, yo también prescindí de la historia. Como el 48% de los y las votantes del país necesitaba abrazar la posibilidad de un cambio. Pero después del 14 de mayo eso cambió. La historia con un fuerte golpe en la cara se hizo reconocer, recordándonos que en Turquía, desde los años 50 -excepto las de 1973 y 1977-, los votos de la derecha siempre han sido mayoritarios, en torno al 60-65%.

Como advierte en una entrevista reciente el historiador y politólogo kurdo Hamit Bozarslan, es necesario valorar todo lo que ocurre en Turquía a la luz de esto. Aunque las preguntas que pienso que debemos formular nosotras—esta pluralidad tan plural que en otras condiciones no tendríamos ningún motivo ni ganas de juntarnos—son por qué nosotras insistimos en ignorar la historia y dónde nos aporta eludirla, Bozarslan se centra en las prácticas del Estado y específicamente las del AKP, el partido que lo gobierna desde 2021, las cuales aturden a la sociedad eliminando sus tentáculos que permiten a las personas hacer una lectura correcta del pasado, para poder imaginar el futuro.

Pienso que ambos cuestionamientos son muy válidos, tanto la que propongo yo como la de Bozarslan. Pero retomemos el argumento sobre eludir la historia. No puedo parar de decirme qué tontería es hacer esto que, excepto el pueblo kurdo, todas lo demás hamos caído alguna vez y de alguna manera. Qué idiotez pensar que la altísima inflación y el empobrecimiento de las clases populares es una realidad capaz de sacudir aquel cimiento de la República Turca. Esa república, edificada principalmente sobre la supremacía turca-sunita en enemistad descubierta con todas las minorías, principalmente con el pueblo kurdo y alevíes, patriarcado heteronormativo moderno que se reproduce y se impone violentamente en cada casa, en cada familia. y finalmente contrariamente al relato del republicano secular, conservadurismo religioso que siempre ha sido el elemento aglutinador más comprometido—que haría que la gente deje de votar al AKP.

 

«La República Turca— edificado principalmente por supremacía turca-sunita en enemistad descubierta con todas las minorías, principalmente con el pueblo kurdo y alevíes»

 

Contrario a lo que imaginábamos, este es el apoyo de esa gente que no tienen condiciones ni materiales, ni culturales y simbólicos para que empiecen a atreverse a soltarlo. Este es el relato que ordena sus universos. Este es el relato hegemónico de Turquía que, además, con el AKP ha popularizado de manera excelente mediante su organización potentísima en cada rincón del país con más de 11 millones de afiliados y afiliadas (hay que abrir el paréntesis para recordarnos que la derecha actualmente sabe mucho mejor que nosotros el significado de la organización popular) creando una identidad colectiva que da fuerza, reconocimiento, soberbia en contra de un nosotras que a pesar del apoyo consistente del pueblo kurdo a esta última batalla nuestra somos incapaces, o sencillamente no nos da la gana sacudir ese mismo relato constitutivo de la república.

En conclusión, mientras que las fuerzas de oposición (excepto el movimiento de liberación del pueblo kurdo) no se atreven a construir un otro relato –y prácticas políticas– que ofrecen algo más que una mala imitación de la que promueven el AKP y Erdoğan y comienza a hacer trabajo de base no hay ninguna esperanza fundamentada por las elecciones de futuro.


 

TWITTER